Educad a
los niños, y no tendréis que castigar a los hombres.
El educar a una sociedad para la vida, constituye un complejo, arduo y
difícil trabajo al ser un deber fundamental para el hombre y más al
borde de una sociedad cada vez más compleja que necesita jóvenes
mayormente preparados, concientes, con ideales y valores bien definidos,
siendo capaces de afrontar los retos del presente y del futuro con una
identidad segura y propia de una buena cultura.
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